Cabeza Guateada y Locro
DIFUSION AL EXTERIOR
Virtud:
Llegando al uno de Mayo
Día del Trabajador,
fue que mi primer cuñado
un encuentro organizó,
la cosa fue algo secreta
pues quería sorprender
con una nueva receta
que mi hermana vio en la web.
Encargó un par de cabezas
de buen ganado vacuno
y estudió uno por uno
los pasos de la cocción,
luego en su finca cavó
un pozo, pacientemente
con un tamaño prudente
pa'que cabieran las dos.
Y a toda la concurrencia
-amigos y familiares-
les mencionó otros manjares
ya por temor o prudencia
de qué las dichas cabezas
al final no resultaran,
que de pronto se quemaran
o pudieran quedar crudas.
La noche antes se instaló
en su vivienda rural
con mi hermana a preparar
la fogata dentro'el pozo,
no se debía apagar,
ardería hartas horas
mientras la tierra se dora
a fuerza'e temperatura.
Y al llegar a punto tal
se retira algo de brasa
y envuelta en papel estrasa
y con barro recubierta
se coloca la cabeza
para cubrir con más brasas
luego con tierra se tapa
dejando hasta que amanezca.
En otro sector del patio
montaron un quemador,
también la noche anterior
remojaron las legumbres,
recortaron el mondongo,
los huesitos y el zapallo
y ni bien les cantó el gallo
lo entraron a cocinar.
Y ya de a uno a llegar
los que estaban invitados,
cada cual con su recado
vestidos sencillamente,
se saludaba la gente:
Tanto tiempo ! Qué contás ?
Algunos eran parientes,
otros amigos nomás.
Y apareció mi cuñado
con una enorme bandeja
ostentando una cabeza
de las que acabo de hablar,
limpio salió el maxilar,
la carne se deshacía
cuando usté apenas mordía
cada bocado especial.
Los aplausos resonaron
del gentío sorprendido
que gustoso saboreaba
el exquisito manjar,
que no se alcanzó a tragar
cuando trajeron el locro,
los platos a desfilar
comenzaron por la mesa.
A mí repetirme otro !
-los comensales decían-
ya un vinito se bebían
y hablaban con discreción
mientras de a una porción
la olla se consumía,
aunque es verdá- no les miento-
había pa'un regimiento.
Después,la rueda de mates,
pastelitos y unas tortas,
unos jugaban al naipe,
otros se trajeron bochas
y los mayores bebían
unos whisky, otros, ginebra
bebidas blancas y negras
todo el día circularon.
Y ya cayendo la tarde
se sacó la otra cabeza
pa'morralear en las mesas
antes que termine el día
y mientras se despedía
cada cual a su querencia,
los dueños les prometían
repetir esta vivencia.
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