miércoles, 24 de febrero de 2010

ABUSO DE AUTORIDAD


Cándida:
Ahora que hay luna llena
y está fresquito,Virtú
vamos a charlar afuera,
que es bueno pa´la salud,
respirar el aire puro,
hablando de lo que fuera
vamos a dejar el chat,
total después publicamos
y nos vamos a contar
cómo en la escuela empezamos.

Virtud:
¡Ay,Cándida,si te cuento
lo que me ha pasado ayer!
He tenido un altercado,
no me lo vas a creer.
Vos sabés cómo soy yo,
que no puedo controlarme
y es que quiero averiguarme
sobre una ley que me ampare
para días especiales
en que podamos faltar
sin por eso malgastar
o usar de nuestras licencias
pero no fui interpretada,
ni escuchada con paciencia
y se produjo un enojo
en parte del personal
no saben justificar,
a veces, nuestras ausencias.

Cándida:
¡Pero qué barbaridad!
Yo algo escuché entre las aulas
pero andaba averiguando
sobre el paro en U.E.P.C.
y con la web me colgué,
mientras seguían hablando
e iban las voces alzando
cual gritería de jaula
el tono se iba crispando
y por eso me acerqué.

Virtud:
Yo sólo dije a mis pares
que me quería informar
por causas particulares,
cuándo podremos faltar,
que iría de un abogado
o al Ministerio'e Trabajo
para ver si algún letrado
me sacaba de este atajo
pa'gozar de mis derechos
como establece la ley.

Cándida:
Fue entonces que me arrimé
a escuchar cómo seguía
y esta mujer se sentía
atacada sin razón.
A mí me dio desazón,
casi se me van las manos,
y no es cosa que yo aguante
-aunque a veces discutamos-
que de pronto y sin motivo
a vos te echen por delante.

Virtud:
Sentí como que a mi carro
alguien lo estaba frenando,
gritó con su voz de tarro
y quiso tomar el mando
sintiéndose revestida
de una sacha autoridad.
¡Qué persona resentida,
haceme la caridad!
Era como la patrona
de una majada de ovejas,
pero estas viejas matronas
no bajarán mis orejas.

Cándida:
Si una se descuida, hermana,
retacean tus derechos,
más, nosotras no seremos
las que saquemos el pecho
que si no los conocemos
los vamos a averiguar,
nadie nos ha puesto el freno,
fácil no somos de arrear,
que corderitas no somos,
más bien hacienda vagual
y podemos denunciarlas
de abuso de autoridad.

Virtud:
Resulta que esta mañana
noté que mudó la cara,
se hacía la distraída
o esquivaba la mirada
hasta que quiso burlarse
apodándome chicharra
cuando salía de clase
cargando con mi guitarra
y entre dientes murmuraba
con su risa venenosa,
varias cosas mascullaba,
¡Pobre vieja rencorosa!
Dijo que me arruinaría
todito el año escolar,
que hacerme morir podía
por querer desacatar.