Virtud:
Cándida ¿has visto que el tiempo
poquito a poco cambió
y con esta primavera
ya fue llegando el calor?
Hay que salir en remera
y con lo que una ha comido
no ha medido las secuelas
que dejara el embutido.
Menos mal que en el gimnasio
las grasas se han de quemar
porque con tanto aparato
algo hemos de adelgazar.
Cándida:
Yo no se, Virtú querida
cuánto vamos a aguantar
llevando este tren de vida
que se nos dio por tomar.
Porque trabajo en mi huerta
punteando y poniendo plantas
de la finca llego muerta
por más que eso a mí me encanta.
Virtud:
Yo ayer casi caigo muerta
cuando el joven instructor
empezó a colgarme pesas
y mis muslos a esforzar
después me ató tobilleras
todas rellenas de arena
luego pasé a las mancuernas
y me hizo hacer estocadas
casi me caigo sentada
sentí un tirón en un glúteo
te juro ¡me llevé un susto!
creí que no caminaba.
Cándida:
Llego del campo agobiada
me duelen hasta las manos
tanto andar entre los surcos
me siento como apaleada
-no en vano se quedó curco
don Benancio el hortelano-
Y ayudar al Eleuterio
con la piara de marranos
que aunque no sea un misterio
es un trabajo pagano.
Si un tobillo no me tuerzo
el hombro busca aflojarme,
y encima de tanto esfuerzo
¡Ir al gimnasio y matarme!
Virtud:
Lo que pasa es que además
de hacer yoga y caminar
a mi me toca acarrear
baldes repletods de mezcla,
andar entre los andamios
acercando al personal
alguna bebida fresca
o llevando el material.
También ir a las colmenas
que en mi finca he instalado
es un trabajo brutal
ayudarlo al Aparicio
pero para progresar
hay que hacer un sacrificio.
Cándida:
Yoga no quiero dejar
porque viste que armoniza
y te ayuda a relajar
cuerpo y mente sincroniza
para poder afrontar
el agite de la vida
que es cada vez más movida
con ese estres infernal.
Virtud:
Cuando mi reloj sonó
esta mañana temprano
caminaba con las manos
¡no soportaba el dolor!
Pero creo que al final
esto ha de dar resultado
como piedra habré quedado
cada músculo un terrón
y he de bajar la presión
mejor que con medicinas.
Cándida:
Ojalá que nos resulte,
que El Señor nos de constancia
y de paso nos indulte
todo el exceso de gancia
con manices y aceitunas
fiambres y panes caseros
y que nos mande una hambruna
que nos dure un año entero,
porque sólo de este modo
dejaremos de mascar.
Mientras nos comamos todo
¡No vamos a adelgazar!