lunes, 26 de septiembre de 2011
DESGRACIA EN EL VENCINDARIO
Cándida:
Virtú , ¿ya te conectaste?
Contestame por favor
es que quiero comentarte
lo que en mi cuadra pasó:
Lo encontraron al Rosendo
en casa del Antenor
las gallinas sustrayendo
y el viejo gallo cantor.
¿En tu barrio qué se habló?
porque murmura otra historia
que no por aves franqueó
la puertita giratoria.
Virtud:
Aquí, Cándida se supo
que a la hora ‘e la oración
el Rosendo alzó un cuchillo
y fue a lo del Antenor
porque parece que ha visto
-según la murmuración-
movimientos sospechosos
para el lao del gallinero,
y le han soplao el sombrero
diciendo que su mujer
algo debe de tener
con su amigo el Antenor.
Cándida:
¿Viste? Ya me parecía
que algo raro era de oler
no es que haya querido ver
ni me importe lo que hacían
sólo que a la tardecita
como es mi costumbre hacer
yo regaba las plantitas
y sin querer escuché
en medio del plumerío
un enérgico tropel
y un terrible griterío,
yo no sabía qué hacer.
Después todo se acalló,
fui enrollando mi manguera
y como si nada fuera
me vine a hacer de comer.
Virtud:
A mí me contó la Hercilia
del revuelo que se armó
parece que de un planazo
el Rosendo lo acostó
después lo agarró en el suelo
y de patadas le dio,
la Gloria lo defendió
haciéndose ajena a todo
y ahí nomás del mismo modo
el Rosendo la cascó,
pa´la casa la mandó
y ella se fue avergonzada.
Cándida:
Y la Hercilia ¡mirá vos!
¡Si ella fuera trigo limpio!
desde que me acuerdo yo,
se entreveró en amoríos
y anduvo de boca en boca
no dejó viejo ni crío
-¡Dios guarde, si a una le toca!-
Pero es más fácil mirar
la paja en el ojo ajeno
o andar haciéndose el bueno
y calumnias levantar.
Virtud:
Eso mismo pensé yo
mientras ella me contaba
y la boca se llenaba
como disfrutándolo.
Se armó un lío'e madre mía
cuando la Ibel escuchó
y a su marido encontró
en el suelo, en agonía
la pobre nada entendía
y el Rosendo reaccionó
llamando a la policía
y, espontáneo, se entregó;
dijo que preso se iría,
allí estaría mejor
que revolcando su honra
delante del vecindario.
Y sin más el comisario
al patrullero lo alzó!
Cándida:
Si a mí ya me parecía
que eso no era un simple robo.
Después se ha dicho de todo
-aunque eso a mí no me guste-
hasta se habló de un ajuste
de cuentas con Antenor.
Y algo de eso puede haber
porque cuando el río brama
vos viste que trae ramas
es cosa de suponer.
Menos mal que te encontré
sino estaría en la duda.
¡Así que el pobre Antenor
por salvar limpia su hombría
partió a la comisaría!
¿De los otros, qué sabés?
Virtud:
¡No Cándida! el Antenor
fue llevado al hospital
recibió paliza tal
que lo han dejado internado
dos huesos se ha fracturado
y según hoy me contaron
una hemorragia le hallaron
que no le pueden parar
parece que una patada
en el bazo le fue a dar.
Cándida:
¡Pero Virtú me perdí
entendí mal el entuerto
resulta que el medio muerto
fue el Antenor vos decís!
Tendré que leer mejor
yo me había confundido
no quiero tergiversar
por nada lo trascendido,
porque me he puesto a chatear
mientras cambio los perfiles
y estas son cosas sutiles,
se merecen seriedá.
Virtud:
La noticia te shockeó
por eso te confundiste
pero esto que me dijiste
de la Hercilia y su conducta
atónita me dejó
sólo pensarlo me asusta!
A juzgar por su pasado
no debería ni hablar
igual que chancho embarrado
a todos quiere ensuciar
y de golpe salpicar
el honor de las personas.
Todo en la vida se paga
a ella le habrá de tocar
también tendrá que hocicar
vos ya no te hagas problemas!
Cándida:
¿Entonces el gallinero
era el lugar de las citas
llegada la tardecita
según entendiendo voy?
Claro, si está el criadero
en el patio colindante
la Gloria, puerta mediante
frecuentaba al Antenor.
Ahí me acaba de contar
don Rafucho, que es pariente
salió a avisar a la gente
parece que está muy mal.
Ahora te paso a buscar
para ir hasta el sanatorio
¡Que esto no acabe en velorio
ya me empiezo a santiguar!
Virtud:
¡Fijate, si es un momento
para arruinarse la vida
no habrá hallado otra salida
dejarse llevar por cuentos!
El Rosendo en una cárcel
y el Antenor medio muerto.
Dos personas que en el pueblo
siempre fueron respetables
verse en estos entreveros
-qué cosa desagradable-
por culpa de una pollera
que por poco que ellos fueran
no merecían siquiera
terminar con su amistad.
SEGUNDA PARTE
Virtud:
Cándida quiero contarte
lo que le pasó a la Ibel,
se ha sentido desbordada
con lo que ha vivido ayer
cuando se enteró la pobre
que el Antenor le fue infiel.
Está desilusionada
no quiere más saber de él,
no ha ido ni al Hospital
y ha hablado con el Rosendo
dice que ella pagará
la fianza para que él salga
y al Antenor, si se salva
no le hará ni de comer.
Cándida:
Decime vos, y la Ibel
¡qué se hace la zorra muerta!
bien que dejaba la puerta
abierta pa’l Ismael,
yo no recuerdo en qué fecha
pero eso se comentó,
y ahora se hace la estrecha
sabiendo que ella empezó.
La Gloria sigue insistiendo
que estaba en el gallinero
para tirar un puchero
que no estaban consumiendo.
Ella sí fue al Hospital
también por las curaciones
vos viste que quedó mal
llenita de moretones.
La vieron en la capilla
rezando frente al altar
se ha gastado las rodillas
¡hay que estar en su lugar!
Virtud:
Y sí, a mí me da pena
lo que la Gloria vivió
habrá que ver el Rosendo
con su mujer cómo obró
parece que toma mucho
eso se hablaba de él
y a lo mejor despechada
ella quiso hacerle ver
que en brazos de otra persona
también puede ser mujer!
Cándida:
Eso mismo pienso yo,
ya el marido es algo viejo
-no justifica por eso
el escándalo que armó-
Quiere hablar con el Rosendo
y aclarar la situación
irá a la delegación
dice que no está mintiendo.
Quien sabe si el agresor
en un momento habrá hablado
porque está incomunicado
iba a pedir por favor.
Lo mismo hará con la Ibel
-dijo- es un mal entendido
charlábamos como amigos
aunque no me quiera creer.
Virtud:
Yo fui temprano a la iglesia
para anotar una misa
le llevé a la Virgen fresias,
y recé con gran fervor
supliqué por Antenor
para que Ella lo salvara
y pedí a Nuestro Señor
que al Rosendo liberara;
también por cada mujer
para que tengan sosiego
y encuentren el buen sendero
de la calma y el perdón.
Cándida:
Yo en mi casa fui rezando
pidiendo por todos ellos
mientras iba cocinando
y me teñía el cabello
porque si vamos a ir
a visitar al enfermo,
a la Gloria contener,
y después al calabozo
estaría feo vernos
con el pelo hecho un destrozo
¡qué puede pensar la Ibel
que siempre anduvo arreglada!
Aunque con este traspié
seguro está destrozada!
Virtud:
¿Vos decís que al calabozo
nos podremos presentar?
Yo no se si el comisario
nos querrá dejar entrar!
Tal vez llevándole el diario
y mostrando la noticia
donde habla de su accionar
y su acertada pericia
él nos dejará pasar
por lo menos un momento.
También estuve pensando
el caso del Antenor
que no tiene obra social
ni tampoco una prepaga
no es que la rica yo me haga
pero me he de asesorar
y si algo necesitara
después le voy a comprar.
Cándida:
Virtú, el Hospital aquel
le cubre hasta los remedios
no tiene que pagar nada
eso me dijo el Fidel
que hoy llegó de La Quemada
y es el hijo mayor d’el.
Y del Rosendo además
supe que vino una hija
y bajó con sus valijas
ayer en la terminal
ha estudiado abogacía
hace años en Capital
la acompañaba una tía
¡qué te vas a complicar!
Virtud:
Bueno, si vos lo decís
ya me quedo más tranquila
fijate lo que es la vida
tener una hija abogada
y andar dando de patadas
al pobrecito Antenor.
El Rosendo hace unos días
charlando me comentaba
que al Ansés él viajaría
a ver si se jubilaba.
Dicen que la hija ha estado
preparando los papeles
pero habrá que ver si puede
porque ahora está imputado.
Tal vez después de la siesta
Iremos al Hospital
si es que vos estás dispuesta
así le puedo llevar
ropa limpia al Antenor
si es que lo van a operar
lo tendrán que higienizar
ya le han calmado el dolor.
Cándida:
No quise averiguar mucho
pero lo he visto pasar
otra vez a don Rafucho
y le pude preguntar.
El parte médico han dado
y tuvo una mejoría
pero sigue delicado
ya lo operaron hoy día.
Más tarde iremos de nuevo
por si la Gloria está sola
tal vez precise un relevo
quién sabe, a las altas horas.
Virtud:
Ojalá pronto termine
para bien o para mal
porque ya empieza a cansar
esto de andar ambulando
en la Catedral rezando
metiéndose en el presidio
pasar por el Hospital
¡me está causando fastidio!
He abandonado lo mío
no he podido ni planchar
al cabo que a mí total
no me interesa el asunto
sólo quise averiguar
de qué se trataba, y punto.
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