En tiempo de vacación  cuando las frutas maduran
tuvieron la inspiración  de hacer arrope de tuna.
La Mayor salió temprano guiada por un muchacho
llevando bolsas y un tacho y con guantes en las manos.
Se cargaron a un tumbero: mozo, muchacha y gurises
y cruzaron los potreros cual familia’e codornices.
Se bajaron de la chata con ganchos y tenedores,
luego siguieron a pata para elegir las mejores.
Y pensando en el tunal a varias leguas distante,
el mozo siempre adelante  y la muchacha detrás.
Las más maduras juntaron agarrando con la mano,
y sudaron como enanos  cuando los tarros cargaron,
despuás se ibana  sacar, una por una las janas.
La muchacha se mareó, casi cae en la gramilla,
la presión se le bajó, pues, esperaba familia.
El muchacho siguió solo aguantando las espinas
silbaba como  chingolo,  parloteaba a lo gallina.
Mientras La Mayor tirada  en el piso del tumbero,
allí casi desmayada  gemía sobre los cueros.
Ya el mozo acomodó todo  y a los gurises cargó,
algunas tunas comió  y saltó esquivando el lodo.
Al caballito azuzó  y pegó la media vuelta,
ya a los perros les silbó,  manoteó las riendas sueltas.
Pronto llegaron al rancho,  ya la chica reaccionó,
y La Menor se acercó  husmeando como los chanchos.
Y al ver aquel cargamento  se entraron a consultar
si este sería el momento   de disponerse a pelar.
A un vecino interpelaron  pues parecía saber
porque otros a él le explicaron  cómo se debía hacer.
A otra vieja la indagaron   baquiana sobre el asunto,
-metan así, todo junto-  la anciana les explicaba.
Todos decían saber,  más resulta que ninguno
lo había podido hacer, porque hay que tragar mucho humo.
Y entraron a despuntar  debajo’e la gravilea,
las chicas sin preguntar  emprendieron la tarea.
Los gurisitos salieron  corriendo a hacer la fogata
unos ladrillos pusieron,  repararon con dos latas.
Otros dos allá, más lejos  y cerquita’e la canilla,
sin escuchar a los viejos  las lavaban, de rodillas.
Más tarde en cuatro partían  cada tuna, con esmero,
en fuentones las ponían  antes de pasar al fuego.
Otros lavaban con prisa  fregando con un ladrillo
la olla negra de guisa  para poner los casquillos.
Y así al fuego la asentaron  con las tres patitas’e fierro,
los pedazos ya largaron  y corrieron a los perros.
Una escoba desarmaron  para preparar el palo
y en la punta colocaron  una tabla con un clavo,
para poder remover  las tunas dentro’e la olla
porque eso no era cebolla  que se pudiera perder.
Varias horas cocinaron  a leña el potaje aquel
hasta que el jugo largaron  y quedo sólo la piel.
Para colarla buscaron   una bolsa de semilla
la rasgaron por el medio, bien lavada en la canilla.
La bolsa tiene que ser  de arpillera, no de nailon,
por que se va a deshacer  cuando entren a meter mano.
Hacen falta tres personas  debajo, una palangana,
apretar con muchas ganas  pa’que no quede en la lona.
Tan sólo piel y semilla  en la bolsa han de quedar
para más luego tirar medio afuera, en una orilla.
Y el jugo que va cayendo  adentro e’ la palangana
tendrá que seguir hirviendo,  no quedará casi nada.
Y ya usted lo notará  a ese gusto picantito
con un color marroncito  cuando va queriendo estar.
Hay que sacar un poquito, dejarlo primero enfriar,
porque se puede pasar  y va a quedar quemadito.
Cada tarro’e veinte litros  un kilo le ha de rendir,
si usted quiere repartir  ponga en frascos muy chiquitos
y guárdelo hasta el invierno  por si le agarra la tos:
una cucharada o dos  lo salvarán de l infierno.
Lo terminaron de hacer   al filo’e la madrugada
entre vinos y empanadas les llegó el amanecer.
Y haciendo aun lado las brasas  unas achuras tiraron
enseguidita se asaron,  comieron hasta las grasas.
Y tapada con rescoldo  una tortilla se asaba
pa’ después de la empanada  matear debajo del toldo.
Al otro día envasaron  en frasco de  toda laya,
casi, casi se desmayan  al ver qué poco sacaron.
La vecinas preguntaban:  -Y el arrope, ¿les salió?-
Aquí nadie murmuró,  todidtitos se callaron.
Un gurí corrió la bola, pa’que nadie se tentara:
-¡Salió una botella sola,  amarga y mal cocinada!-
y las maulas se guardaron  todo el arrope para ellas,
escondieron las botellas y del tema ya ni hablaron.
Si usté un arrope va a hacer no vaya a pelar las tunas,
despúntela una por una  y póngalas a cocer.
Y no se vaya a pensar que va a comer las espinas
si en la bolsa han de quedar pa’ que piquen las gallinas.
1 comentario:
Hola!!!
Cordial Saludo.
Muchas gracias por contactarse con nosotros. Sí, como habrán podido ver, apenas estamos iniciando con nuestro blog... Aún tenemos mucha información un tanto represada de actividades que hemos realizado en el colegio, pero que poco a poco la estaremos publicando.
Siempre es bueno crear nexos con personas que compartan con nosotros esta bella y en ocasiones desvalorada profesion. Nos encantaría compartir comentarios y expreiencias.
Hasta pronto.
Nuestro correo edufisicadivnino@gmail.com
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