domingo, 25 de mayo de 2008

UN SUEÑO

La Mayor ya maliciaba que debiera jubilarse,
de antemano retirarse, ya de nadie depender,
pues, amaba la docencia más le urgía componer.
Y con tanta obligación sentía su alma pialada
en un palenque amarrada, cercada por un corral,
ya un receso no era nada, quería algo más formal.
Soñaba con relatar cada día una aventura,
y para poder narrar necesitaba soltura,
obsequiarse libertad, ya era persona madura.
Es que todo ese trajín la estresaba y la oprimía,
esa vida le exigía una actividad sin fin,
y a veces ella sentía un hondo afán de escribir.
Sin embargo una utopía, como un sueño inalcanzable
esa idea se le hacía , y ella no encontraba el cable
que pudiera conectar la realidad con su anhelo.
Aunque es bien cierto que el alma solita puede volar
hay que abrirle la tranquera para dejarla vagar
por los caminos inciertos, y eso no es fácil lograr.
Necesitaba tener computadora en la sala
conectada al Internet para escribir las memorias
que solía recordar, que constituían historias,
y otro espacio pa’ extender holgadamente sus alas.
Lucharía sin denuedo pa’ adquirir el artefacto,
que tuviera una impresora y complejos aparatos
para enhebrar los relatos que ella sabía escribir,
tal era su franco anhelo y lo pensaba cumplir.

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